julio 14, 2009

Cinco claves infalibles para dejar de ser empleado y convertirse en algo más

Es verdad que una vez que se tiene dinero, es relativamente fácil hacer más dinero. Pero cuando se nace sin dinero, ¿cómo le hacemos para generar ese capital inicial? ¿Cuál es el camino a seguir?

El camino del éxito en los negocios

1. Llama la atención
Les voy a dar el secreto. En lugar de preguntarse, ¿qué es lo que debo hacer por la empresa?, debieran preguntarse, ¿qué es lo que puedo hacer por la empresa?
Aquel que esté determinado en triunfar, deberá hacer algo más que realizar correctamente sus tareas. Deberá hacer algo excepcional, inclusive más allá del alcance de su puesto o departamento, algo que LLAME LA ATENCION.

Algún día, realizando tus labores cotidianas, serás instruido hacer algo o decir algo que irá en contra de los intereses de tu empresa. Aquí está tu oportunidad. Ármate de valor y di que no estás de acuerdo. Habla fuerte y da tus razones. Pruébale a tus empleadores que mientras sus pensamientos estaban en otros asuntos, los tuyos han estado dedicados a encontrar la forma de mejorar la empresa; que mientras ellos te creían durmiendo o descansando en tu casa, tú estabas despierto ideando mecanismos para perfeccionar los procesos de la compañía, en pro de sus intereses. Tal vez estés bien o tal vez no, pero de cualquier forma, habrás alcanzado la primera regla del éxito: habrás llamado su atención.

2. Rompe las reglas para salvar a los dueños
En toda la historia, no ha habido nunca un gran personaje que no haya roto las reglas o las regulaciones de rutina en pos de hacer las cosas mejor. Si no tienes aspiraciones en la vida, sólo sigue las reglas al pie de la letra. De lo contrario, no dudes en romperlas siempre y cuando, estés seguro de que los intereses de la empresa se verán altamente beneficiados y estés dispuesto a asumir la responsabilidad total de tus acciones. Nunca podrás ser socio de la compañía hasta que conozcas y domines el negocio más profundamente de lo que los propios dueños podrían.

3. Dale instrucciones a tu jefe cuanto antes
Cuando la empresa esté en un profundo error, no pierdas la oportunidad de exponer al genio que llevas dentro y demostrarle lo equivocadas que están las cosas. Expón tus ideas. Demuestra que estas en lo correcto. Dile como hacer bien las cosas y logra resultados. No hay nada que le cause mejor impresión si es el tipo de jefe adecuado; de lo contrario, no es la persona con la que te conviene permanecer.

4. Actitud, determinación y cerebro
Algunas personas se quejan de que sus fracasos son el resultado de circunstancias extraordinarias o que nunca han tenido una buena oportunidad. Esto no tiene sentido.
Si alguna vez has sido empleado, has estado en la mente de tu superior desde el día uno, y después de un tiempo, por méritos propios, posiblemente en la mente el dueño del negocio. No hay razón para no llegar a la cima.

La demanda de talento siempre ha sido superior a la oferta y siempre lo será, siempre habrá necesidad de cerebros. Cultiva el tuyo, porque con ello estarás en un mercado en donde nunca terminará la demanda, y entre más cerebro tengas que vender, mayor será el precio que podrás obtener.

5. Gasta menos de lo que ganas
Hay un indicador inequívoco de aquel que será dueño de su destino y futuro millonario: sus ingresos siempre excederan a sus gastos. Comienza a ahorrar a temprana edad. No importa si ganas poco, de cualquier forma ahorra lo que puedas. Inviértelo en cualquier negocio que creas que pueda ser rentable, pero eso sí, nunca juegues con tu capital, nunca apuestes. Una oportunidad única de inversión se presentará por sí misma, y lo poco que hayas ahorrado, será la base para que se te otorgue un crédito mucho mayor. Los inversionistas confían en la persona que ahorra. Por cada cien que ahorres, MIDAS en busca de un socio, te prestará mil. Por cada mil, te prestará cincuenta mil.

No es capital lo que los inversionistas buscan, sino a la persona que demuestre que ha desarrollado los hábitos empresariales para crear capital y la disciplina para alinear sus hábitos con sus intenciones. Tomen nota de esta regla de oro: sus gastos deberán ser siempre menores a sus ingresos. Ahorra, espera tu oportunidad y aprovéchala.

Via:
Autor: Diego Bañuelos
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